lunes, 17 de abril de 2006

Tres días

Tres días, tres días en que parece que todo se detiene, donde el tiempo da un respiro y yo me estiro para alcanzar esos recovecos de mi mente que no limpio desde hace tiempo.

La melancolía me alcanza, sin razón o con razón, escribo una carta a esa mujer que no conozco y me gusta imaginar como la imagen, el arquetipo del amor de mi vida; me detengo a la mitad ¿Vale la pena el ejercicio? Puede que sí, para dejar que las cosas afloren y mi llorante corazón pueda desahogarse, pero cuando la pregunta aflora, la duda llena la cabeza y viene con sonrisa incluida, entonces mejor parar; un melancólico que no esta inspirado en su melancolía no sirve para escribir cartas con ese aire a cancioncita “me-siento-tan-cómodo-estando-depresivo”. Es que, claro, la cosa gusta. No estoy seguro pero es probable que uno produzca endorfinas en ese estado, si no, no sería uno de los estados de ánimo favoritos del adolescente solitario. (Oh si nena, soy un incomprendido, así que por favor mátame y bésame)

No es que esté en contra de ello, todo sentimiento debe ser aceptado y a cada cosa su tiempo y su lugar, pero hacer una apología de la situación y además hacerse adicto a estar tan bajado que solo puedes tenerte lástima y dar lástima me parece una cosa poco sana, y yo estoy a favor de la salud total. Nada más eso.

Es cierto que yo soy del tipo melancólico, aunque pensándolo mejor sería del tipo bipolar, paso de estar increíblemente bien a echarme a llorar con el opening de pokemón (el de la primera temporada, los demás no me hacen ni temblar la pera) y eso puede llegar confundir a la gente que me rodea, pues a mi me gustaría que me recordaran más por andar con una gran sonrisa que por los problemas reales o inventados que quiera llorar. (Sobre todo cuando gran parte de esa sensibilidad se explica por un mal dormir o una mala digestión) Pero aún así no voy a dejarme dominar por mi bipolaridad, creo que una actitud positiva es la clave para poder salir adelante y eso vale también para juzgar cuando vale realmente la pena sentir ídem. No voy a reprimirme… solo voy a poner mi sentido crítico en alerta para saber cuando es conveniente guardarse la sonrisa un momento y cuando es mejor echarse un chiste y seguir adelante pase lo que pase.

Así que nuevamente me estiro dentro de mi mente, tres días después, y me siento más cómodo con todo el espacio que hay aquí dentro, sin tanto lastre gratuito, con los archivos compilados y clasificados para saber donde asignar cada experiencia según su valor. Espero que este orden me dure un buen tiempo, y la sonrisa aún más.

Nos vemos en la vida

No hay comentarios.:

únete a esta causa!

 

Ojo con la mente © 2010

Blogger Templates by Splashy Templates